martes, 8 de octubre de 2013

octubre 08, 2013
CIUDAD DE MÉXICO, 8 de octubre.- El secretario técnico del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), César Moheno, confirmó que los daños a la escultura de El Caballito de Luis IV son “irreversibles”.

Fotos: Héctor Pineda y Omar Escamilla

En rueda de prensa, señaló que la escultura ecuestre sufrió daños en cerca de 50% de su acabado, entre ellos pérdida irreversible de la pátina original a causa de ácido nítrico (al 30%), desaleación y pérdida irreversible de estaño y zinc, corrosión del bronce y abrasión de la superficie por el uso de cardas metálicas.

Así lucía "El Caballito" antes de su fallida restauración (foto: JMRM / Archivo)

El pedestal de la obra, que se localiza frente al Palacio de Minería en la calle de Tacuba del Centro Histórico, también registró daños por disolución de materiales originales, escurrimiento de ácidos nítrico y óxidos, manchas en tableros de mármol, incremento de daños preexistentes en la piedra, y disolución y desprendimiento de capas superficiales de carbonato de calcio.

En el dictamen de 20 páginas se advierte que los daños a la intervención realizada en septiembre pasado por Arturo Javier Marina Othón ascienden a un millón 415 mil 723 pesos.

El equipo a cargo del reporte estuvo integrado por restauradores especialistas en metales, un químico-metalúrgico y arquitectos de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural, de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía, y de la Coordinación Nacional de Monumentos Históricos.

Al ejecutarse los tratamientos sin autorización, detalló Moheno, se violó la Ley Federal sobre Monumentos y su Reglamento, por lo que el INAH presentará una denuncia ante la Procuraduría General de la República (PGR) contra quienes resulten responsables por daños al patrimonio histórico.

En términos del artículo 55 de la Ley Federal sobre Monumentos se deberá fijar a los responsables una multa que asciende como máximo legal a 50 mil pesos.

El reporte reitera que los daños generados son irreversibles, por lo que es urgente iniciar un proceso de intervención para estabilizar el monumento histórico y restituir los elementos necesarios que garanticen su conservación.

La restitución de elementos dañados deberá ser autorizada por el INAH, y supervisada por la Coordinación Nacional del Patrimonio Cultural y de la Coordinación Nacional de Monumentos Históricos.

Proceso publicó, en su edición 1927, una entrevista al arquitecto Sergio Zaldívar Guerra, director del proyecto de rectificación geométrica de la Catedral Metropolitana y responsable del traslado en 1979 de la estatua de la glorieta de Reforma a su actual sede frente al Palacio de Minería:

“Su primer comentario (del arquitecto) tras ver la escultura fue que alguna autoridad cultural debería renunciar, siquiera por vergüenza. Pues un daño a una obra de arte de esta naturaleza tiene un responsable con nombre y apellido. El problema es que se diluye no se sabe cuál es la de la autoridad del Centro Histórico, la del INAH, que es ‘responsable de todo y de nada’, cuando obras tan emblemáticas como esta deberían tener un encargado, como lo tienen muchas de las zonas arqueológicas del país.” (Niza Rivera para Proceso)

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