Durante el encuentro, el pontífice argentino, en cuyo país de nacimiento reside una de las mayores comunidades judías del mundo, pidió preservar "la memoria del Holocausto".
Larry Mizel, del Centro Wiesenthal, le regaló al Papa una menorah de nueve brazos con la cita de los Salmos 97:2 (Nube y oscuridad alrededor de él: Justicia y juicio son el asiento de su trono). |
"En estas últimas semanas he recordado que la Iglesia condena cualquier forma de antisemitismo", afirmó.
"Hoy quiero subrayar que el problema de la intolerancia debe enfrentarse en forma conjunta: donde una minoría es perseguida y marginada debido a sus convicciones religiosas o por motivos étnicos, el bien de toda la sociedad corre peligro y todos tenemos que sentirnos involucrados", advirtió.
"Pienso con gran dolor en los sufrimientos, en la marginación, en las auténticas persecuciones que no pocos cristianos padecen en diversos países del mundo", agregó.
"Unamos nuestras fuerzas para favorecer una cultura del encuentro, del respeto, de la comprensión y del perdón recíproco", pidió.
El papa concluyó su discurso alentando a los miembros del Centro Simon Wiesenthal a seguir transmitiendo a los jóvenes "el valor del esfuerzo conjunto para decir No a las murallas y construir, en cambio, puentes entre nuestras culturas y tradiciones de fe. ¡Adelante, con confianza, valor y esperanza! ¡Shalom!", dijo. (AFP)