sábado, 28 de septiembre de 2013

septiembre 28, 2013
MADRID, 28 de septiembre.- Parece muy arriesgado el estudio realizado por un equipo de investigadores británicos sobre el posible descubrimiento de microorganismos extraterrestres en la estratosfera de la Tierra. Son varios los factores que nos indican que podrían estar en un error.

Estos científicos encontraron microorganismos, es decir, vida microscópica, en muestras de la estratosfera terrestre recogidas durante la lluvia de estrellas fugaces de las Perseidas, que se producen entre julio y agosto. Como los microorganismos descubiertos (diatomeas) son demasiado grandes para estar a 27 km de altura si su origen fuera terrestre, los investigadores sugieren que esta vida diminuta provenía de las partículas que dejan los cometas al pasar por las proximidades de la Tierra, que consisten esencialmente en pequeñísimos fragmentos de roca, polvo y hielo.


La realidad es que los cometas no siembran de vida los planetas, es decir, no llevan microrganismos vivos o aletargados. Cierto es que son denominados como los «espermatozoides» del Sistema Solar, pero para que estos antiquísimos cuerpos celestes, que proceden de los desechos de la formación del Sistema Solar y que son reliquias del principio de la formación de los planetas formen vida, o al menos así lo creen multitud de investigadores, dentro de la teoría de la panspermia, hace falta algo más.


Los componentes esenciales de un cometa son hidrógeno, carbono, nitrógeno, oxígeno, magnesio, silicio y hierro. Además, estas sustancias están completamente congeladas, ya que la mayoría de los cometas proceden de la hipotética nube de Oort que se encuentra a unos 2 años luz de distancia y que envuelve como una esfera a todo el Sistema Solar. Allí hay millones de cometas. La temperatura se aproxima a los 270º bajo cero, y soportan las radiaciones cósmicas y otras procedentes del espacio exterior. Estas condiciones no son las más propicias para generar vida. ¿Cómo se puede generar vida en rocas rodeadas de hielo de algunos metros o a lo sumo de no más de 6 km, mientras que en planetas enormes no hay ningún indicio de vida?

Muchos de los elementos químicos que contienen los cometas son esenciales para la vida, pero si los mezclamos, no formaremos ningún tipo de vida. Para ello hace falta un lugar adecuado, otros elementos químicos y mucho tiempo. Estos ingredientes en lugares propicios pueden generar vida, y digo puede, porque nadie de este planeta ha sido capaz de decir de dónde proviene la vida y cómo se forma. Todos los estudios en este sentido han fracasado rotundamente. Por mucho que sepamos de qué está compuesta la vida, no la podemos generar, hace falta una chispa que desconocemos o un hacedor de vida.

Cualquiera de estas posibilidades puede ser la correcta:

1.- Puede ser un milagro. Por lo que podríamos estar solos en el Universo.

2.- Puede ser fruto del azar, de combinaciones químicas en lugares adecuados, por lo que la vida podría existir en diversos lugares el Universo.

3.- Puede que la vida se dé en todo el Universo, pues la evolución de la materia necesariamente generaría vida.

Usted mismo puede incluir otros puntos, los que quiera y lo mejor de todo es que nadie le podrá llevar la contraria.

La vida no puede proceder de los cometas. Hay otra fórmula mejor que esto. Y son los asteroides que pueden proceder de otros planetas donde exista vida y que han llegado a diferentes planetas al salir del suyo tras un gran impacto de un objeto cósmico. La NASA ha hecho estudios en este sentido, se ha sometido a aminoácidos en el interior de rocas a grandes presiones y a altas temperaturas simulando el impacto del asteroide contra un planeta, y el resultado ha sido positivo. No quedaron destruidos. sino todo lo contrario, estos comenzaron a formar péptidos, cuya misión entre otras es unir a los aminoácidos en proteínas.

No muchos millones de años tras la formación de la Tierra, la vida apareció. Sabemos que hubo un bombardeo continuo de cometas y asteroides que impactaban contra los planetas, algunos de ellos quedaron destruidos y hoy vemos los ocho planetas supervivientes de aquella catástrofe.

Aquellos cometas que cayeron por millones en los planetas, de hecho las huellas aún siguen estando en forma de cráteres en la Luna, Mercurio, Marte y los satélites de todos los planetas, no llegaron a formar vida en ninguno de ellos, pues no eran lugares adecuados, pero la Tierra era un óvulo fértil, cuyas condiciones eran las adecuadas para recibir material con el que se forma la vida y ese material, probablemente lo trajeron los cometas. Marte también pudo ser una excepción y puede que generara vida.

No obstante, hay lugares irritantes e intrigantes, como el satélite de Júpiter Europa, con un gran océano de agua líquida (el único junto con los de la Tierra en el Sistema Solar), o Titán, satélite de Saturno, con sus lagos y ríos de metano líquido. Tal vez Encélado, satélite de Saturno con sus géiseres de vapor de agua podría ser otro lugar interesante.

Los microorganismos que han encontrado el equipo de investigadores británicos deben ser terrestres y extremófilos, es decir, vida que soporta condiciones extremas. Hay bacterias que soportan temperaturas altísimas en las proximidades de los volcanes o presiones elevadísimas en zonas abisales; otras soportan la radiación ultravioleta, como los radiófilos que además no necesitan oxígeno. Es decir, la vida es persistente y está diseminada por toda la Tierra y en todo tipo de condiciones extremas.

Erupciones volcánicas

Qué como han llegado a 27 km de altura esas diatomeas, no es difícil de entender. Los científicos británicos aluden a que en los 3 últimos años no ha habido erupciones volcánicas potentes como para lanzar estos microorganismos a la estratosfera. Pero ¿desde cuándo están ahí? Respuesta que no han dado. Pueden llevar cientos de años o ascender y descender continuamente y mantener una población estable. Cuántas erupciones volcánicas apocalípticas ha habido durante todo estos años, pues miles. Recuerdo dos importantes.

Cada 600,000 años, el supervolcán más grande de la Tierra, que se encuentra en el Parque Nacional de Yellowstone en Estados Unidos, entra en erupción. Su potencia es tal, que arrasa todo a miles de km y cambia el clima de la Tierra. Esos 600.000 años desde la última erupción ya han pasado y existen movimientos de terreno en el mismo lugar donde se encuentra el volcán. Incluso el lecho de uno de los lagos cercanos se ha inclinado por la presión interna del volcán que se encuentra bajo la superficie terrestre. Otra gran erupción de un supervolcán, ocurrió hace unos 74,000 años, el volcán Toba, en el norte de la isla de Sumatra, que también cambió el clima de la Tierra y dejó a nuestra civilización a punto de la extinción. Esos microorganismos han podido ser lanzados a la estratosfera por estos supervolcanes o por otros.

Otro argumento es que la nave ya estuviera contaminada de diatomeas, aunque los científicos se afanan por decir que no.

Lo que han descubierto los científicos británicos son frústulas (pared celular) de diatomeas, una clase de algas unicelulares microscópicas que en ocasiones viven unidas formando filamentos o colonias. Están distribuidas por toda la Tierra, esencialmente en el agua y la superficie terrestre. Además, las diatomeas son terrestres, es casi imposible que hayan podido evolucionar fuera de la Tierra, la evolución es un proceso largo y complejo. Seguro que comparten con el resto de la vida terrestre la misma bioquímica. Hay 20.000 géneros de diatomeas y otros que seguro que no conocemos. Una de las diatomeas descubiertas en la estratosfera es la conocida Nitzschiacon, pared celular con forma oblonga o de hoja, presentando multitud de estrías transversales finas.

Vida diferente
La cuestión que se plantean los científicos británicos es que las diatomeas pueden proceder del espacio exterior o haber sido lanzadas a la estratosfera por algún mecanismo terrestre, aunque ellos están más seguro de lo primero. Pero si proceden del espacio exterior, deberíamos esperar una vida completamente diferente a la de la Tierra, aunque sea vida a este nivel tan insignificante. No sería lógico encontrar un camello en los desiertos de Marte. Marte tiene unas condiciones muy diferentes a la Tierra, por ello la vida sería distinta, adaptada a aquellas condiciones; temperatura, atmósfera, gravedad, química, etc. Lo mismo debe ocurrir con los microorganismos de otros planetas.

Para saber si estas diatomeas son terrestres o no, harán un experimento basado en el fraccionamiento isotópico.

El hecho de que estos científicos quieran repetir el experimento con otra lluvia de estrellas fugaces, seguramente en octubre, con los restos del cometa Halley y encuentren los mismos microorganismos, no confirmaría que fueran extraterrestres.

Para buscar vida extraterrestre hay que salir fuera de la Tierra. La vida de la Tierra es, lógicamente, terrestre. Numerosas naves se afanan en Marte para intentar descubrir vida. Aún no hay ni un indicio. Nos gastamos miles de millones de euros para ello y ahora va a resultar que la vida extraterrestre está en la Tierra. Qué despilfarro de dinero entonces. Se han encontrado otras bacterias en la estratosfera desconocidas en principio, pero terrestres de cualquier forma. ¿Por qué los científicos británicos dan prácticamente por hecho de que esos microorganismos son extraterrestres? Ha habido muchos casos de lanzamiento de grandes noticias, que al final no llegaron a nada, sin ir más lejos, la propia NASA, cuántas veces han intentado decirnos que han encontrado vida en Marte. El resultado sigue siendo el mismo: nada, pero la financiación con estas especulaciones aumenta. (Miguel Gilarte Fernández / ABC)

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