lunes, 23 de septiembre de 2013

septiembre 23, 2013
La cuenta regresiva ha comenzado. Tenemos ante nosotros 10 años para evitar una catástrofe climática. Y los primeros 7 años, sin compromisos obligatorios: es hasta 2020 que se espera que entre en vigor un acuerdo global, aún por determinar, para reducir las emisiones de efecto invernadero. Las cifras del divorcio entre la ciencia y la política se encuentran en el quinto informe que el IPCC (Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático), el grupo de trabajo científico de la ONU que ganó el Premio Nobel de la Paz, hará público el próximo viernes.    


El texto, de 2,200 páginas, es resultado de 6 años de trabajo de 209 científicos asistidos por un equipo de 1,500 expertos, y se encuentra ahora en manos de los gobiernos, pero los números ya se filtraron. Los escenarios previstos para el final de siglo son cuatro. En el más dramático -tomando el promedio de las previsiones-, los mares aumentarán en 62 cm y el alza de temperatura será de 3.7 grados con respecto al período 1986-2005: así superará el límite de 4 grados desde la era preindustrial, el desastre temido por el Banco Mundial en un informe alarmante en noviembre pasado.


En el escenario más favorable, los mares aumentarían 24 cm y la temperatura subiría un grado en comparación con el período 1986-2005. Así, sería 1.7 grados superior a la era preindustrial, menor del umbral de 2 grados que los gobiernos consideran el límite de seguridad.


La extinción del hielo del Ártico. (clic a los gráficos)

Pero ¿cuál de estos dos extremos es más probable? Para aclarar la imagen, el IPCC señala el mecanismo que impulsa la mutación del clima: la acumulación de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera. Nos podríamos salvar, en el mejor de los casos, si logramos quedar, siempre al final del siglo, con hasta un máximo de 421 partes por millón de CO2. No es poco: en la época pre-industrial eran 280 y en millones de años no se ha superado el nivel actual. Ya nos hemos pasado de las 400 partes por millón y el indicador sigue aumentando a un ritmo de 2 partes abundantes por año. En 10 años vamos a estar fuera de la zona de seguridad.

Debemos detener de forma inmediata y drástica el uso de combustibles fósiles, responsable de un 89 por ciento de las emisiones y detener la deforestación, que representa el 11 por ciento restante. Pero el resultado de las reducciones voluntarias deseadas por el eje Estados Unidos-China-India-Brasil en la cumbre de Copenhague de 2009, resultó en un aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero al ritmo de 2 por ciento por año. Incluso si se determina que haya un buen acuerdo global que entre en vigor en 2020, el techo de 421 partes por millón será superado por la inercia de un sistema energético que sigue basándose en el carbón, el petróleo y el gas natural.

La línea de color negro es la serie histórica de las emisiones de CO2. En rojo, el escenario catastrófico que conduce a un aumento de más de 4 grados en comparación con la era pre-industrial. En azul el escenario virtuoso. En medio, algunas hipótesis intermedias.

Y si la oportunidad de ir por el camino de la protección del clima se reduce, el panorama del desastre sigue la línea de lo que está sucediendo. Uno de los esquemas examinados por los científicos para el futuro de los 4 posibles destinos del clima compara la evolución de las emisiones de gases de efecto invernadero: nuestras acciones siguen paso a paso el escenario de 4 grados de aumento, en que las concentraciones de CO2 alcanzarán 936 partes por millón transformando el planeta en un horno tropical.

Trazados los escenarios, el IPCC responde indirectamente a la polémica. Por la evidencia acumulada en los últimos años, el informe utiliza una expresión muy fuerte que define como "virtualmente cierto" el cambio climático y el impulso hacia el aumento de la temperatura.

"Por primera vez se nos ha pedido examinar la hipótesis de un aumento de entre 4 y 6 grados, que es adonde vamos actualmente", afirma Riccardo Valentini, uno de los coordinadores europeos del IPCC. "En este caso, el impacto en la vida del planeta sería fortísimo: los biólogos ya hablan de la sexta extinción en masa."

"La última vez que nuestro planeta ha estado expuesto a concentraciones de dióxido de carbono por encima de 400 partes por millón, las temperaturas eran 4 grados más altas y los mares subieron hasta 40 metros: no parece necesario repetir esta experiencia al tener que encontrar un lugar para 9 mil millones de seres humanos", dijo Stephanie Tunmore, la responsable del clima de Greenpeace. "Al actuar de inmediato en la dirección de la eficiencia energética, las energías renovables y los cambios en el estilo de vida, todavía podríamos contener el daño." (Antonio Cianciullo / Repubblica)

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