lunes, 19 de agosto de 2013

agosto 19, 2013
MÉXICO, 19 de agosto.- La búsqueda de un posible control del VIH, y eventualmente su cura, ha sido una constante desde que se conoció al virus como tal. Tres décadas de investigación científica respaldan la tarea de encontrar una vacuna que controle la transmisión del virus. Asimismo, desde 1996, con la aparición de las terapias antirretrovirales, el panorama cambió para muchas personas infectadas.


En 2008, un descubrimiento causó revuelo en la comunidad científica. Los médicos alemanes Gero Hutter y Thomas Schneider, de la Clínica de Gastroenterología, Infecciones y Reumatología del Hospital de Caridad de Berlín, reportaron que Timothy Ray Brown –quien después sería conocido como "el paciente de Berlín"–, persona con VIH que desarrolló también leucemia, recibió un transplante de médula ósea en el que se utilizaron células madre de un donante con inmunidad genética al VIH; a partir del procedimiento, se liberó del virus, manteniéndolo indetectable hasta el momento. 

Los médicos buscaron un donante que tuviera la mutación genética en el receptor CCR-5, comúnmente utilizado por el VIH para entrar en su célula destino, receptor que quedaría inutilizable. Sin embargo, sólo alrededor de 3 por ciento de la población europea tiene esta mutación. 

Por dicha razón, los especialistas consideraron que si bien el transplante es lo más efectivo para tratar la leucemia, no lo es para el VIH debido a que se requieren condiciones muy especiales, como que el donante de células madre tenga la mutación del receptor CCR-5 y que la médula del paciente esté totalmente destruida para poder sustituirla. 

Una pista más 

Cuatro años después, en la XIX Conferencia Internacional de Sida 2012, celebrada en Washington DC, Daniel Kuritzkes y Timothy Henrich, investigadores del área de enfermedades infecciosas del Hospital Brigham and Women de Boston, presentaron los resultados de un estudio con dos hombres con VIH que fueron sometidos a un transplante de células madre para tratar un linfoma, debido a que padecían cáncer de la sangre. 

Según los expertos, ambos pacientes se habían infectado muchos años antes, tomaban antirretrovirales y habían suprimido la replicación viral pero continuaban en el estatus de detectables antes del transplante. Uno de ellos se infectó recién nacido; el otro, en los primeros años de la pandemia. 

Ambos recibieron una forma suave de quimioterapia (el régimen de "acondicionamiento") antes del transplante para poder continuar con su medicación. Después del proceso quirúrgico, el VIH aún era detectable en ambos, sin embargo, al paso del tiempo las células donadas reemplazaron las de los pacientes. 

Mientras se reemplazaban los linfocitos –células del sistema inmunológico– se observó que la cantidad de ADN de VIH detectable en sangre disminuyó hasta volverse indetectable. Tiempo después, no se pudieron encontrar rastros del virus en el plasma de los pacientes, ni se pudo recuperar el virus de las células CD4+ T con un método sensible de cultivo. Además, se observó una disminución significativa de los niveles de anticuerpos específicos para VIH. 

Se aviva la esperanza 

Un año después, en julio pasado, los científicos presentaron durante la 7º Conferencia sobre Patogénesis, Tratamiento y Prevención del VIH, celebrada en Kuala Lumpur, Malasia, los resultados del monitoreo de ambos pacientes tras dejar de tomar terapia antirretroviral. 

En uno de los casos, el paciente no ha tomado medicamentos durante cuatro meses; en el otro, siete semanas. Diferentes mediciones han indicado que en ninguno de los dos casos el virus ha regresado. 

Si bien estos resultados podrían significar llegar a un tratamiento que no sólo mantenga el virus a raya, sino que eventualmente lo erradique, los investigadores advirtieron que aún no es posible determinar si ambos pacientes están curados, ya que se requerirá por lo menos un año de monitoreo para determinar si fue o no posible la erradicación del virus. 

Los científicos consideran que a pesar de no haber encontrado al virus en las células de la sangre y en los tejidos, no se puede asegurar que no esté presente, pues tiene la capacidad de esconderse, mantener bajos niveles y volver a activarse tiempo después. 

En el documento, el equipo de investigación sugiere la posibilidad de que el virus esté presente en órganos como el cerebro o el tracto gastrointestinal. En caso de ser así, "se sugeriría que aquellos sitios son un importante reservorio de virus infecciosos y se necesitarán nuevas aproximaciones para buscar los reservorios en sitios importantes del cuerpo, esto guiará el desarrollo de estrategias curativas del VIH". 

Los resultados contrastan con los del paciente de Berlín, quien recibió células que ya se sabía eran inmunes al VIH; en los otros dos casos, se especula que la continua administración de terapia antirretroviral protegió a las células donadas de la infección por VIH mientras reemplazaban las células del sistema inmunológico del paciente, desalojando al virus de los linfocitos. 

Más investigación 

Otro resultado favorable fue presentado durante la 20 Conferencia sobre Retrovirus e Infecciones Oportunistas, celebrada en Atlanta, por médicos de la Universidad Johns Hopkins, quienes reportaron que una niña nacida en 2010 en Mississippi, cuya madre dejó de suministrarle medicamentos antirretrovirales a los 18 meses de edad, tenía un nivel de VIH indetectable. La madre había tardado cinco meses en reportar la situación a los especialistas. 

Si bien los médicos no han terminado de analizar el caso, aseguraron que una probable respuesta a esta "cura funcional" es que usaron antirretrovirales dentro de las 30 horas siguientes al nacimiento del bebé, situación inusual pero que parece haber surtido efecto. 

Por el momento queda analizar si el suministro temprano de medicamentos en recién nacidos de madres con VIH podría erradicar por completo el virus. En días recientes, un equipo de investigadores de la Universidad de Minnesota dieron por concluida su investigación sobre el caso de Eric Blue, un chico con VIH y leucemia que a dos meses de recibir un transplante de médula ósea falleció como consecuencia del rechazo de su cuerpo hacia la médula del donante. A pesar de esto, los médicos reportaron que durante los dos meses posteriores a la intervención quirúrgica, Blue mostraba mejoría en la infección por VIH. 

Ante lo novedoso de los resultados obtenidos y su fragilidad, tanto Daniel Kuritzkes como Timothy Henrich afirman que es necesario tener mesura sobre los resultados obtenidos hasta el momento. Al igual que el equipo de médicos alemanes, consideran que la meta aún puede ser lejana, sin embargo, "podría tratarse de una curva de rápido aprendizaje" hacia la cura del VIH. (Publicado en el número 205 del Suplemento Letra S del periódico La Jornada el jueves 1 de agosto de 2013)

0 comentarios:

Publicar un comentario