jueves, 1 de agosto de 2013

agosto 01, 2013
CIUDAD DE MÉXICO, 1 de agosto.- El Estado está obligado a ofrecer a sus ciudadanos un mejor nivel de vida, por medio de salarios altos y una moneda fuerte, y a obtener el máximo beneficio del petróleo y los hidrocarburos en bien de los mexicanos, sostuvo la senadora Rosa Adriana Díaz Lizama al comentar la propuesta de reforma energética que presentaron ayer los legisladores del PAN, acompañados de su dirigencia nacional.

--El modelo energético actual ya llegó a su límite, a punto de requerir un rescate financiero, y la sociedad no puede seguir siendo rehén de la ineficiencia de los monopolios energéticos del gobierno --destacó la senadora por Yucatán.

Rosa Adriana en el grupo que presentó la propuesta de reforma energética del PAN.
--Pero el Estado mexicano tampoco cuenta con la capacidad económica para adquirir y desarrollar la tecnología que le permita la exploración y explotación de hidrocarburos, particularmente en aguas profundas, o para maximizar el uso del gas natural, que tenemos en abundancia.

La legisladora subrayó que la reforma energética presentada por el PAN no prevé ninguna privatización, pues los hidrocarburos seguirán siendo propiedad de la nación y Pemex se mantendrá como empresa pública, aunque dotada de mejores mecanismos financieros.

--En 2001, los recursos que recibió Petróleos Mexicanos eran de 4,800 millones de dólares, pero en 2013 la inversión requerida ya era de 26,000 millones de dólares, de recursos públicos, es decir 2.5 veces el presupuesto asignado a la Secretaría de Salud, 4.6 veces el presupuesto del programa Oportunidades ó 7.5 veces el presupuesto para seguridad pública.

--El debate real no es garantizar el monopolio de Pemex, sino garantizar la maximización de la renta petrolera en beneficio de todos los mexicanos, ya sea por conducto de Petróleos Mexicanos o de otros operadores.

--El petróleo y la renta petrolera son y deben seguir siendo propiedad de la nación, es decir, de todos los mexicanos, pero los procesos productivos pueden ser realizados también por particulares, no sólo por una empresa, aunque sea pública --añadió.

--Lo más importante en cualquier país no es si las empresas son públicas o privadas, sino si son eficientes y eficaces. Lo relevante es la naturaleza y la productividad de las actividades económicas que desarrollan. La competitividad tiene un impacto importante en el costo de hacer negocios en ese país y en el costo de la vida de las personas que viven en ese país.

--Pemex mismo es un ejemplo de falta de competitividad: su propio esquema fiscal le impide contar con un verdadero esquema de gobierno corporativo, que tenga la posibilidad de determinar los mejores esquemas para invertir, extraer, producir y comercializar el petróleo, los hidrocarburos y sus derivados. En consecuencia, la empresa se encuentra al borde de un quebranto financiero por la falta de inversión y el pasivo laboral.

--Para alcanzar el desarrollo económico, para superar definitivamente la pobreza, México requiere competitividad, que se mide en función de la productividad de sus empresas, públicas y privadas, sus ciudadanos, también y su gobierno, no con visiones sesgadas e intereses de grupo --destacó la senadora yucateca.

--México está obligado a ofrecer salarios altos y garantizar una moneda fuerte y con ello ofrecer un alto nivel de vida para sus ciudadanos, y sólo se puede lograr mediante la competitividad --reiteró.

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