miércoles, 21 de agosto de 2013

agosto 21, 2013
Opinión de JMRM

Ya es por todos conocida la noticia sobre el trágico, repentino e inesperado fallecimiento de la niña Rossely Valentina Rivera Chan, de tres años, y su madre, doña Rossely Yharavy Chan León, de 29.

Muchas personas han culpado en las redes sociales al restaurante El Fogoncito, y aunque sin duda es de interés público conocer los pormenores del viaje de esa familia, es injusto condenar a dicha cadena sin disponer de todos los elementos ni saber todos los detalles sobre su visita a Mérida.

A quien sí podemos condenar por un hecho que a todos debe doler e indignar profundamente es a la Cruz Roja, ya que según informa Flor Castillo MX en una nota sobre la conferencia de prensa que Jorge Manuel Rodríguez Vargas, abogado de la familia, dio ante varios medios de comunicación:

El abogado de la familia señaló que al momento de pedir auxilio para el traslado de las victimas al hospital éste no les fue otorgado por la Cruz Roja.

“Hay el dato de que cuando se sienten bastante delicados de salud de manera individual en varias ocasiones marcan vía telefónica pidiendo auxilio a la Cruz Roja y desafortunadamente nunca llegó, fueron trasladados a través de vehículos públicos al hospital” indicó Jorge Manuel Rodríguez Vargas, Abogado.

Informa el Diario de Yucatán, en referencia a la misma conferencia de prensa:

Anoche, abogados de la familia revelaron que nunca se atendió la solicitud de una ambulancia y que la niña murió en brazos de su abuela.

Escribí un largo artículo respecto a esta clara negligencia, pero es tan grande mi enojo e impotencia al ponerme en el lugar de la familia, imaginando que alguien cercano a mí está enfermo, llamo a la Cruz Roja y no llegan y la persona muere, que inevitablemente mi artículo de opinión reflejaba una ira que en una situación de esa naturaleza es una emoción legítima y válida.

Es la ira que uno siente al saber que 5, 10 o 15 minutos pueden hacer toda la diferencia del mundo.

Lo que hacemos importa, lo que no hacemos importa. No hay tal cosa como "nuestra hora", nada de "cuando nos toca, nos toca". Todo evento es precedido por una serie de circunstancias, acciones y decisiones que influyen en el resultado final.

Cuando las personas a cargo de auxiliar al enfermo fallan ése no es un error que se deba "aceptar con cristiana resignación" ni "perdonar y olvidar", sino uno que se debe señalar públicamente y gritar a los cuatro vientos ya que es el error más grave que un ser humano puede cometer en perjuicio de otros seres humanos.

Apatía, desgana, desidia, desinterés por la vida humana, flojera, incompetencia, incumplimiento, ineptitud, indiferencia, indolencia, insensibilidad y negligencia es de lo que son culpables la o las personas directamente responsables por la no llegada de la ambulancia.

La versión de la Cruz Roja:

"...Michelle Byrne de Rodríguez, presidenta de la Cruz Roja en Yucatán, deslindó a esa institución de la acusación de negligencia porque no llegó una ambulancia al hotel donde se hospedaba la familia. Según dijo, un hombre solicitó el auxilio e inmediatamente, en la misma llamada, lo canceló porque ya había llegado un taxi", publicó el Diario de Yucatán en su edición digital e impresa de hoy, en la nota "Denunciarán por dos muertes".

0 comentarios:

Publicar un comentario