MÉXICO, 16 de agosto.- La decisión del Departamento de Justicia de Estados Unidos de no presentar cargos contra agentes de la Patrulla Fronteriza que dispararon y mataron a dos jóvenes mexicanos en incidentes separados en 2011 aumenta la impunidad y pone en entredicho el uso de la fuerza de los agentes de seguridad de ese país, señaló Amnistía Internacional (AI).
La organización de derechos humanos recordó que Ramsés Barrón-Torres, de 17 años de edad, falleció en enero de 2011 luego de recibir disparos de agentes de la Patrulla Fronteriza, quienes declararon que el joven había ignorado sus órdenes de dejar de lanzarles piedras desde el lado mexicano de la frontera en la ciudad de Nogales.
Por su parte, Carlos Lamadrid, de 19 años, también murió luego de recibir una serie de disparos de arma de fuego por la espalda, realizados por un integrante de la Patrulla Fronteriza, mientras escalaba una cerca en su intento de regresar a México. El joven, indicó Amnistía, se encontraba en la línea de fuego entre el policía y un hombre que le lanzaba piedras.
De acuerdo con el colectivo con sede en Londres, el Departamento de Justicia estadunidense declaró en ambos casos que "no había pruebas suficientes para refutar" que sus agentes actuaron en defensa propia.
Ante dicha situación, AI admitió los posibles daños que puede causar una piedra, pero subrayó que en los dos casos reportados, los policías habrían violado las normas internacionales sobre el uso de la fuerza y las armas de fuego, donde se establece que dichos implementos sólo deben usarse en caso de defensa propia o de terceros contra una "amenaza de muerte inminente o heridas graves", lo cual no parece haber ocurrido puesto que los efectivos tenían opciones razonables para evitar el uso de la fuerza letal.
Por todo lo anterior, Amnistía Internacional reiteró su llamado al gobierno de Estados Unidos a que modifiquen sus políticas de uso de la fuerza para minimizar posibles daños y lesiones y se eviten más casos de muertes. (Fernando Camacho Servín para La Jornada)
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