sábado, 6 de julio de 2013

julio 06, 2013
SAN LUIS POTOSÍ, 6 de julio.- Después de dos años de investigación y análisis de los materiales arqueológicos obtenidos en campo, ahora es posible vislumbrar el perfil de la sociedad que habitó la ciudad prehispánica de Tamtoc, en San Luis Potosí, “uno de los asentamientos más importantes del noreste mexicano”, identificado con la cultura teenek o huasteca y que tuvo una ocupación desde 600 a.C. hasta 1500 de nuestra era.

Foto: INAH

El libro Tamtoc. Esbozo de una antigua ciudad urbana, publicado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y coordinado por los arqueólogos Estela Martínez Mora y Guillermo Córdova Tello, y la antropóloga física Patricia Olga Hernández Espinoza, reúne el trabajo de 23 investigadores, derivado de los estudios hechos a partir de la información arqueológica generada hasta ahora.


Martínez Mora, profesora investigadora de la Dirección de Estudios Arqueológicos del INAH, señaló que después de tres temporadas de campo en Tamtoc (2008, 2009 y 2010), “era necesario emprender esta tarea mediante un enfoque interdisciplinario para plantear problemáticas en torno al fenómeno urbano de una urbe huasteca, desde distintos ángulos de la antropología”.

El volumen incluye artículos sobre el devenir histórico, el mapa arqueológico y los principales espacios sagrados del sitio, como el manantial donde fue encontrado el monolito La Sacerdotisa, así como sobre materiales cerámicos, prácticas funerarias, modificaciones dentales e indicadores de salud, entre otros.

En noviembre de 2008 dio comienzo el Proyecto Arqueológico Origen y Desarrollo del Paisaje Urbano de Tamtoc, en el cual una parte de la investigación se centró en excavar cerca de 50 túmulos funerarios, elaborados con piedra bola, en el área La Noria. De acuerdo con los análisis realizados, la gran mayoría de los individuos enterrados en este lugar padeció dos tipos de enfermedades: tuberculosis vertebral y frambesia o yaws; la primera les provocó la aparición de una joroba, y la segunda, les ocasionó protuberancias en todo el cuerpo.

La doctora Hernández Espinoza, investigadora del Posgrado en Antropología Física en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), aplicó diversos análisis a 38 de las osamentas recuperadas, cuya antigüedad se estima entre 900 y 1521 de nuestra era. Dichas deformaciones físicas, explicó, ocasionaron que quienes las padecían fueran considerados seres especiales, “en quienes recayó la función de interceder ante los dioses y mejorar las condiciones de existencia de los vivos”, por eso al morir se le enterró en un lugar exclusivo.

Asimismo, en la tercera temporada de exploraciones (2010) se encontraron cinco entierros de personajes de alto rango, en la llamada Estructura 1, perteneciente a la tercera etapa de ocupación del sitio (900 y 1521 de nuestra era), los cuales tenían ricas ofrendas de cuentas de cobre, concha y piedra verde, además de vasijas que aún contenían restos de animales, como peces, aves y armadillos, además de huevos de guajolote.

Los arqueólogos Martínez Mora y Córdova Tello puntualizaron, en su momento, que dichos entierros y ofrendas arrojarían “nueva información para profundizar en el conocimiento de las costumbres mortuorias, así como también sobre la dieta que tuvieron los antiguos huastecos de la zona”.

Durante los trabajos de campo fue posible establecer el rango de ocupación para Tamtoc, que va del año 600 a.C. hasta el 1500 de nuestra era. Además, durante las excavaciones se han encontrado seis hornos prehispánicos, evidencia de un sistema de canales, vestigios de talleres de lítica y unidades habitacionales. En 2010, también se excavó y consolidó la Estructura 1 —de 60 metros de largo por 30 de ancho—, que corresponde a los aposentos que estuvieron destinados a la clase gobernante.

Análisis interdisciplinario

En la presentación del libro los coordinadores asientan que las interpretaciones sobre Tamtoc tienen la “intención de promover la discusión y ampliar el conocimiento de las temáticas aquí tratadas”, más que ofrecer visión cerrada y definitiva.

La obra está dividida en tres partes: en primer término se describen algunos componentes esenciales del sitio arqueológico, como son la función y antigüedad de las estructuras principales, y la presencia de esculturas sobresalientes, tales como La Sacerdotisa, La Mujer Escarificada, El Gobernante y la estela de Los flamencos.

El segundo segmento está conformado por trabajos que tratan de la bioarqueología de los antiguos habitantes de Tamtoc, los cuales buscan comprender la forma en que los distintos grupos sociales pudieron entender la vida y la muerte, cuáles serían los aspectos ideológicos que determinaron el lugar y la forma de enterrar a sus muertos, y las causas de su muerte, etcétera”.

Los ensayos de la publicación exponen diversas aproximaciones al conocimiento de la ideología, la ritualidad funeraria, demografía, jerarquía social, prácticas culturales, condiciones de salud, enfermedad y adaptación de los antiguos habitantes de la urbe huasteca.

En la tercera y última parte del compendio “exponemos los resultados de los análisis practicados a distintos materiales arqueológicos mediante técnicas y metodologías diversas (escultura, cerámica, concha, lapidaria, hueso animal trabajado)”, para conocer los procesos productivos y sus componentes ideológicos, económicos y políticos que contribuyen a formular una visión general de la dinámica social que prevaleció en Tamtoc.

En las investigaciones del sitio también se han empleado técnicas analíticas para a identificar el origen de materias primas y productos hallados, que provenían de de lugares alejados como el Golfo de California o Motagua, en Guatemala, información valiosa para inferir su interacción a larga distancia.

Dichos análisis especializados permitieron identificar las distintas herramientas y ornamentos que denotan industrias como la textil, cestería y lapidaria, así como la clase de ornamentos que pudieron ser distintivos de pertenencia a determinado clan o grupo.

Finalmente, el Proyecto Arqueológico Origen y Desarrollo del Paisaje Urbano de Tamtoc, SLP, hace un reconocimiento al Fideicomiso Irrevocable de Administración para el Rescate Arqueológico de Tamtoc, conformado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia, el Gobierno del Estado de San Luis Potosí y Fomento Cultural Banamex A.C., por su apoyo y financiamiento. (Boletín INAH)

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