lunes, 22 de julio de 2013

julio 22, 2013
Pedro Echeverría V.

1. Con el objetivo declarado de participar en la concentración de la Jornada Mundial de la Juventud católica, el Papa Francisco ha realizado su primer viaje al extranjero arribando hoy a Brasil por la megalópolis de Río de Janeiro. La presidenta Dilma Rousseff –que he enfrentado manifestaciones de protesta- pronunció el discurso de bienvenida y el Papa dio a conocer el suyo. Sin embargo, fuera de las palabras tradicionales, no parece haber nada nuevo; se espera que en los próximos días surjan las posiciones definitivas acerca de algunos de los problemas mundiales y de los pueblos de América Latina.

2. Los dos últimos Papas: Juan Pablo II y Benedicto XVI –que cubrieron un período de 34 años (1978-2012) fueron muy consecuentes en sus respectivos papados al representar a los sectores más conservadores y reaccionarios de la iglesia católica, sobre todo dejaron intacto el aparato político y económico dominado por el Vaticano. Se pronunciaron siempre contra cualquier idea modernizadora de la iglesia, no castigaron la pederastia y combatieron a los sacerdotes de la Teología de la Liberación. ¿Hasta qué grado el Papa Francisco podrá romper con su pasado, que lo ligó a los dictadores militares de Argentina?

3. El nuevo Papa –de origen latinoamericano y que se bautizó como Francisco haciendo honor a la pobreza- ha creado un pensamiento esperanzador entre millones de fieles que buscan que la iglesia esté cerca de ellos y los auxilie en sus problemas. No puede adelantarse que al tomar el nombre de Francisco busque simplemente engañar con el señuelo de que será un Papa ligado al pueblo. Sin embargo no puede dejar de verse una gran contradicción entre los intereses tradicionalmente conservadores del Vaticano y la necesidad de la iglesia de recuperar su papel original de liberadora.

4. La realidad es que los católicos del mundo han tenido mucha fe y confianza en su iglesia; sin embargo en las últimas décadas la iglesia católica ha estado perdiendo fieles frente al crecimiento exagerado de otras religiones y ha estado observando cómo miles de católicos la abandonan para fortalecer otras creencias. Precisamente esa realidad de pérdida de fieles obligó a Juan Pablo II a sus múltiples viajes en el mundo, y ha llevado al Papa Francisco a acudir al Foro de la Juventud a Brasil, que ocupa en América -seguido por México, Colombia y Argentina- el primer lugar en número de seguidores.

5. El problema es que en cualquier país que visite el Papa encontrará a los pueblos descontentos y en lucha por su vida: en Brasil gigantescas manifestaciones de jóvenes en las calles; en México: cientos de miles de profesores, estudiantes, ciudadanos protestando contra la privatización; en Colombia: guerrilleros exigiendo tierras para los campesinos u batallando contra la represión; en Argentina: en enorme descontento que se inició el año 2000 aún no termina. El Papa católico, si realmente fuera representante de los pueblos pobres y oprimidos tendría que solidarizarse con esas luchas del pueblo.

6. Aunque los viajes papales estén precedidos de intensa propaganda para que las grandes masas del pueblo acudan a presenciar sus visitas, la realidad es que existe una enorme contradicción entre los gigantescos intereses económicos y políticos que tiene el Vaticano con el imperio de los EEUU, Inglaterra, Italia y las grandes necesidades de apoyo que tienen los pueblos en sus luchas por liberarse de la miseria y la opresión. El Papa no puede ser Jefe de Estado y pastor de la iglesia al mismo tiempo; no puede congregar y unir al pueblo con personajes que son sus opresores. De ahí el gran engaño. (22(VII/13)