miércoles, 17 de julio de 2013

julio 17, 2013
PEKÍN, 17 de julio.- El apresamiento en Panamá de un barco norcoreano cargado con misiles ha vuelto a poner de manifiesto el tráfico de armas con que se financia el régimen estalinista de Corea del Norte que dirige el joven dictador Kim Jong-un. Así lo reveló ayer el propio presidente panameño, Ricardo Martinelli, en su cuenta de Twitter, donde colgó una foto de lo que parecen ser misiles anti-buque que habían sido «escondidos en contenedores bajo un cargamento de azúcar».

Procedente de Cuba, otro Estado comunista también sometido a un bloqueo por parte de Estados Unidos, el carguero norcoreano Chong Chon Gang fue interceptado el pasado viernes por la tarde en Manzanillo, cuando se disponía a entrar en el Canal por el Océano Atlántico, ante la sospecha de que pudiera transportar droga en su bodega. «Cuando empezamos a descargar el azúcar localizamos contenedores con lo que creemos que es un sofisticado equipamiento de misiles», relató a Radio Panamá Martinelli, quien explicó que la tripulación se resistió al abordaje y el capitán intentó suicidarse.

Entre estos sacos de azúcar escondían los norcoreanos el armamento incautado. (AFP)
«El mundo tiene que tomar nota: no se puede cruzar el Canal de Panamá con material de guerra no declarado», advirtió Martinelli, a quien le ampara la Resolución 1718 de la ONU, que impide a Corea del Norte la exportación e importación de todo tipo de armas menos las de pequeño calibre. Acordada por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en octubre de 2006, como respuesta al primer ensayo nuclear del régimen de Pyongyang, fue ratificada y endurecida el pasado mes de marzo, tras su tercera prueba atómica.

No es la primera vez que un barco norcoreano es detenido por tráfico de armas. A petición de Estados Unidos, la Armada española interceptó a finales de 2002 en el Golfo de Adén al carguero So San cuando transportaba 15 misiles Scud para ser vendidos en Yemen, una operación que finalmente se llevó a cabo con la autorización de la Casa Blanca. En julio de 2009, el carguero Kangnam 1 fue seguido durante días porque supuestamente llevaba armas a Birmania, pero finalmente se dio la vuelta y regresó a puerto.

«Las actividades delictivas le reportan a Corea del Norte entre 500 y 1.000 millones de dólares al año», asegura en su libro «El estado imposible. Corea del Norte, pasado y futuro» Victor Cha, número dos de la Administración Bush en las conversaciones a seis bandas de Pekín con el régimen de Pyongyang. Además de venderle armas y misiles a países tan poco recomendables como Irán, Birmania o Siria, la hermética y aislada Corea del Norte se ha ganado fama de ser un Estado criminal por traficar con drogas, piedras preciosas y falsificaciones perfectas de billetes de 100 dólares, de los que podría haber hasta 45 millones circulando por el mundo. Tal y como explica Victor Chan en el capítulo «El Tony Soprano de Corea del Norte», detrás de dichas actividades se encuentra la Oficina 39 del Partido de los Trabajadores, que fue fundada en los años 70 por el difunto Kim Jong-il, padre del actual dictador, y funciona como un auténtico Ministerio del Crimen. «Se sospecha que esta oficina tiene unos 5,000 millones de dólares en cuentas bancarias de Macao, Suiza y Luxemburgo para financiar sus actividades criminales y sus programas militares y de armas de destrucción masiva, así como para comprar la lealtad del régimen», escribe el exasesor de la Casa Blanca y actual director de Estudios Asiáticos en la Universidad de Georgetown.

Armamento, la industria nacional

Según las estimaciones del Gobierno surcoreano, el tráfico de armas le reporta a Pyongyang unos 117 millones de euros al año. Por su parte, el Servicio de Investigación del Congreso norteamericano eleva tal cifra a varios cientos millones de euros anuales, ya que sostiene que Pyongyang «facturó» unos 800 millones de euros entre 2001 y 2004 sólo por la venta de armas convencionales.

Otro informe del Congreso también afirma que Corea del Norte proporcionó armas a los Tigres Tamiles de Sri Lanka entre 2006 y 2009 y a Hizbolá en el Líbano, mientras que el Departamento de Estado sospecha que también hizo negocios en el año 2000 con la guerrilla del Frente Moro Islámico de Liberación en Filipinas.

Desde los años 70, el fundador de Corea del Norte, Kim Il-sung, jugó a convertirse en un líder revolucionario del Tercer Mundo y armó no sólo a las guerrillas latinoamericanas, sino también a su amigo el dictador Robert Mugabe de Zimbabue. Tras venderle a Irán para luchar contra Irak a principios de los 80, su hijo, el «Querido Líder» Kim Jong-il, y su nieto, Kim Jong-un, ha seguido la tradición familiar. (ABC)

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