martes, 9 de julio de 2013

julio 09, 2013
COAHUILA, 9 de julio.- En el desierto blanco de Coahuila, al sur del estado, se encuentra el sitio arqueológico con mayor cantidad de petrograbados hasta ahora identificado en la entidad, Narigua, donde a la fecha, en dos kilómetros a la redonda se han reconocido alrededor de 500 piedras grabadas con alrededor de 8,000 figuras, posiblemente elaboradas hace 6,000 años.


Se trata de un lugar que es acondicionado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el cual representaría la primera zona arqueológica de esa entidad abierta al público.

Los petrograbados se distribuyen en diferentes puntos de la sierra y están relacionados con otro tipo de elementos arqueológicos conocidos como campamentos de antiguos grupos de cazadores-recolectores. En dichos lugares se han encontrado fogones y una mínima cantidad de desechos de talla en lítica, así como algunas puntas de flecha.

Los materiales de lítica descubiertos en Narigua son evidencia de actividad humana, indicadores de que ahí antiguos grupos estuvieron fabricando herramientas utilizadas para sobrevivir, explica el arqueólogo Gerardo Rivas, quien actualmente estudia el sitio mediante el enfoque de patrón de asentamiento, y encabeza una serie de trabajos para su conservación.

Los campamentos están a cielo abierto, distribuidos en dos valles separados por una serranía de baja altura, los de mayor tamaño se localizan en el llamado Mogote, protegidos por los pliegues geológicos que rodean la planicie; uno de ellos está justo al sur del sitio denominado “Sierra de Narigua”, que es el principal grupo de manifestaciones grafico-rupestres (MGR). Este conjunto es el lugar con mayor cantidad de grabados, repartidos dentro de una extensión de 400 por 200 metros.

Cabe destacar que las chozas en estos campamentos eran de materiales perecederos y en muchos casos transportables, por lo que es difícil encontrar sus señales en el paisaje, siendo los fogones (hornos para cocinar y mantener el calor en temporadas frías) el rasgo más visible en la actualidad.

Las manifestaciones rupestres están sobre la ladera sur de la sierra, aunque al pie de la norte también se encuentran de manera aislada otras rocas grabadas.

Otros dos puntos importantes con petrograbados son “Narigua I” y “La Bolsa”, cuya delimitación está en proceso, aunque ya se encontraban dentro del catálogo de la Subdirección de Registro de Monumentos Arqueológicos Inmuebles, pero en 2012 se inició un registro más completo de los tres; además, durante esos trabajos se lograron detectar y registrar otros lugares con grabados, de éstos, un nuevo sitio es “Peñuelas de Narigua”, localizado al pie de la Sierra de La Cuchilla, en su lado norte, llamado así porque consiste en tres peñuelas grabadas. En este punto también se descubrieron fogones dispersos.

Gerardo Rivas explica que las características de los petrograbados varían de un lugar a otro; en Sierra de Narigua predominan cuentas de puntos y círculos concéntricos, aunque hay otro tipo que consiste en distintas combinaciones de líneas rectas, onduladas y quebradas. Mientras que sólo en ciertas rocas hay representaciones de huellas de venado. Se calcula que estas imágenes podrían tener 6,000 años de antigüedad, esto con base en estudios de sitios semejantes como Boca de Potrerillos, Nuevo León.

También se han encontrado algunos grabados coloniales, característicos por las representaciones de cruces, probablemente estos motivos correspondan a la época de Contacto, que en la región sucedió durante la segunda mitad del siglo XVI, dice Rivas.

A pesar de que aún no se tiene mucha información sobre los grupos nómadas que elaboraron las manifestaciones gráfico-rupestres de Narigua, por comparación con otros sitios del Noreste, como Boca de Potrerillos, y con base en distintas investigaciones etnográficas entre los pueblos indígenas que sobrevivieron hasta épocas recientes, se sabe que este tipo de expresiones formaron parte de rituales de iniciación, de cacería del venado, o dedicados al cosmos, explica el arqueólogo.

Desde agosto de 2012 a la fecha, el INAH lleva a cabo trabajos para acondicionar el sitio a la visita pública, tarea que forma parte del proyecto de “Protección Legal y Técnica del Patrimonio Arqueológico en el Estado de Coahuila” emprendido por el Instituto, principalmente orientado a proteger y conservar los sitios arqueológicos, informa Francisco Aguilar, director de la representación de la institución en la entidad.

Los trabajos de habilitación del sitio se realizan a través del Programa de Empleo Temporal (PET) que se lleva a cabo conjuntamente entre el INAH y la Secretaría de Desarrollo Social, con lo cual también se ofrece un medio de sustento para la gente del lugar, reduciendo los efectos económicos de la sequía en poblaciones marginales o de extrema pobreza.

Con el apoyo del PET, el INAH acondicionó el terreno en la ladera mediante la construcción de andadores que permiten caminar sin tener que escalar hasta los petrograbados. Actualmente se tiene el avance de poco más de 50 por ciento; es decir, la brecha ya está abierta en kilómetro y medio de los dos que comprende el área en la que hasta el momento se han localizado las manifestaciones.

El andador también evitará que los visitantes estropeen las rocas grabadas a su paso. La adecuación se ha hecho sin alterar los materiales rupestres y con respeto al entorno natural. El INAH además reparó un muro de contención, construido con anterioridad en la ladera del cerro para detener rocas que pudieran venirse abajo por posibles desprendimientos naturales.

Los trabajos de adecuación para la visita pública también han ayudado a mejorar la percepción de la población respecto al valor del patrimonio cultural que hay en Narigua.

Para llegar a Narigua, desde Saltillo tome la carretera No. 40 rumbo a Torreón; a 47 km tome la desviación a General Cepeda, que está a 20 km, y 3 km antes de llegar se indica el sitio arqueológico. De ahí, el sitio de petrograbados está a 15 km. Para explorar algunas zonas es necesario caminar, por lo que debe llevar agua y protección contra el sol, y preferentemente incursionar temprano. (Boletín INAH)

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