domingo, 21 de julio de 2013

julio 21, 2013
PARÍS, 21 de julio.- Sólido e inabordable en la bicicleta: Christopher Froome se coronó campeón de la versión 100 del Tour de Francia, logro que conquistó por primera vez en su carrera luego de haber ganado 12 de las 21 pruebas que contempla el circuito.

El inglés comentó tras haber alcanzado la gloria que "el gran desafío fue permanecer fresco en lo mental y motivarme cada mañana para ganar más segundos".

El Tour de Francia vuelve a hablar con acento inglés. Chris Froome hereda la corona de manos de su compañero en el Sky, Bradley Wiggins,y se proclama vencedor de edición 100 de la ronda gala que tuvo un final por todo lo alto.

La última etapa fue conquistada por el alemán Marcel Kittel (Argos), quien además ganó la primera de las pruebas. Sin embargo, eso no opacó el triunfo de Froome, quien se impuso de forma sólida y le sacó más de cinco minutos de ventaja al segundo lugar, el colombiano Nairo Quintana.

Froome se convierte en el segundo británico que gana el tour, después de Bradley Wiggins, que esta vez no participó debido a una lesión.

El camino de Froome hacia la cima no fue sencillo. Hijo de padres británicos, nació en Nairobi e hizo sus primeras experiencias profesionales sobre la bicicleta en Sudáfrica, aunque pocas historias como aquella que lo llevó a consagrarse campeón nacional de Kenia, país del que tuvo la nacionalidad antes de adoptar la británica.

"Es un viaje extraordinario: de mi bicicleta de montaña en Kenia a dueño de la chaqueta amarilla", explicó Froome.


Llevaba ya dos años avisando de sus posibilidades. En la Vuelta a de 2011 y en el Tour del año pasado, Froome daba contundentes muestras de que más pronto que tarde ganaría su primera 'Grande Boucle'. Y también es la primera de un ciclista nacido en África, aunque con pasaporte británico, en un año donde la expansión y globalización de este deporte ha seguido ampliando fronteras.

En el año 2012 lo afectó una esquistosomiasis (enfermedad parasitaria crónica adquirida en las zonas tropicales) que debilitó su sistema sanguíneo. Luego de eso volvió a las pistas y a pesar de que Froome recuperó su nivel, debe examinarse cada seis meses de por vida.

Luego de ganar el Tour de Francia, a Froome lo comparan con Lance Armstrong, pues su regreso después de una enfermedad lo asemeja al caso del estadounidense, que también volvió a pedalear después de padecer un cáncer de testículos que superó para adjudicarse siete victorias en el máximo circuito mundial del ciclismo.

Ante las especulaciones de un posible dopaje del ciclista de 28 años, éste fue enfático al afirmar que "aquí estoy, tras la victoria más grande de mi carrera, se me acusa de ser un mentiroso y tramposo. No lo soy".

Y a ello, argumentó: "Entiendo perfectamente que aquel que lleva la chaqueta amarilla sea examinado, puesto a prueba. Al que está en esa posición se lo mira con microscopio". (MARCA / LA TERCERA)

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