domingo, 2 de junio de 2013

junio 02, 2013
JOHANNESBURGO, Sudáfrica, 2 de junio.- Libia sospecha que la familia del asesinado dictador Muamar al Gadafi tiene escondidos unos mil millones de dólares de la fortuna personal del antiguo líder en bancos de Sudáfrica, informa hoy el diario sudafricano Sunday Times.

De acuerdo con el rotativo, que cita a Mac Maharaj, portavoz del presidente sudafricano Jacob Zuma, este último ya "fue contactado" al respecto por representantes del Gobierno libio, que tratan de localizar y repatriar un capital que considera propiedad legítima del pueblo de Libia.

En particular, las autoridades libias le solicitaron el apoyo y la colaboración de Sudáfrica en las pesquisas sobre el paradero del dinero, agregó la fuente.

Gadafi, ex jefe libio, y Jacob Zuma, tras una reunión en Trípoli.




Los investigadores libios creen que el capital que la familia de Gadafi tiene en Sudáfrica se compone de dinero en metálico, oro y diamantes y está guardado en cuatro bancos y dos compañías de seguridad del país austral.

Esta fortuna sería solo una parte de los más de 80,000 millones de dólares que el dictador caído poseía fuera de Libia.

El Gobierno libio tiene indicios, además, de que los fondos fueron depositados en Sudáfrica por el exjefe de inteligencia del régimen, Abdala al Senusi, arrestado en marzo de 2012 acusado de crímenes contra la humanidad.

La investigación, que comenzó en noviembre de 2012, busca dinero de la familia de Gadafi también en otros países vecinos de Sudáfrica.

Durante sus 42 años en el poder Gadafi mantuvo, al margen de las cuentas oficiales, una contabilidad paralela, que se nutría de dinero proveniente del petróleo libio y de otras fuentes de ingresos públicos.

Su régimen cayó el 23 de agosto de 2011 tras siete meses de combates con los grupos rebeldes que ese día tomaron el complejo presidencial en Trípoli.

Gadafi murió en extrañas circunstancias el 20 de octubre de 2011, víctima de un disparo en la cabeza después de ser detenido por fuerzas rebeldes en su feudo de Sirte, en el norte del país. (EFE)

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