jueves, 27 de junio de 2013

junio 27, 2013
Historias de reportero | Carlos Loret de Mola Álvarez | (27-VI-13)

Diego Fernández de Cevallos no se ha escondido desde que sus secuestradores lo liberaron el 20 de diciembre de 2010. Muchas veces acompañado de su hijo Diego, es frecuente comensal en los restaurantes de élite de la Ciudad de México, a los que llega grandilocuente, repartiendo abrazos.

Da entrevistas y sigue de abogado de grupos económicos poderosísimos, con gran capacidad de operación en el Poder Judicial: de ministros de la Suprema Corte de Justicia para abajo, siempre haciendo equipo con el ex procurador general de la República Antonio Lozano Gracia, y el ex secretario de Gobernación Fernando Gómez Mont.




Polémico hasta las entrañas, cuestionado por el manejo de “dos cachuchas” (sus litigios privados paralelos a sus años de servicio público), entrón para el debate, no le resulta difícil cautivar a sus audiencias con las anécdotas de quien estuvo lo mismo muy cerca de ser presidente de México que de morir asfixiado en el encierro en que lo mantuvieron sus captores guerrilleros.

Ha declarado mil veces que no buscará ningún cargo público o de partido, pero esto no le impide hacer política. Desde hace unos días, a consecuencia de la crisis que vive el PAN por la disputa entre Gustavo Madero y Ernesto Cordero, ha empezado a hacer llamadas, a convocar cercanos, a buscar interlocutores.

Muchos analistas se preguntan quién podrá ser esa figura que unifique al PAN, que meta orden en medio de una patética disputa por el dinero. No puede ser Felipe Calderón porque es cabeza de uno de los grupos en conflicto. No puede ser el dirigente nacional Madero porque es líder del otro. El ex presidente Vicente Fox ya ni panista es (no completó el proceso de reafiliación y su cercanía con el actual mandatario Enrique Peña Nieto es motivo de desdén en buena parte del panismo, por lo menos de cúpula).

Fernández de Cevallos está intentando tomar ese lugar. Convocar a todos los grupos. De entrada, a los que no están protagonizando la reyerta: los decanos en el PAN como Luis H. Álvarez, de quien el llamado “Jefe” Diego fue operador político en sexenios pasados, los conservadores de El Yunque que se mantienen al margen con ganas de quedarse con todo, algunos ex gobernadores panistas (Ruffo, Medina Plascencia, Alberto Cárdenas y otros) que no parecen tener ni tanto arrastre ni tanto liderazgo moral como ellos mismos imaginan, Josefina Vázquez Mota. También se ha acercado a algunos simpatizantes de Ernesto Cordero y Gustavo Madero.

Una primera ronda de consultas en privado parece haber arrojado la conclusión de que la salida de Gustavo Madero después de las elecciones del 7 de julio parece ser, para la mayoría, un punto de partida inevitable. El resultado de esos comicios, si es favorable al PAN, podría desvanecer este denominador común.

Es por eso que todos los escenarios están abiertos. Las negociaciones formales, con Fernández de Cevallos como convocante, no han iniciado. Pero el Jefe Diego está de vuelta.

SACIAMORBOS

Está creciendo la oficina alterna de Gobernación en un edificio privado a una cuadra de Los Pinos.

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