martes, 4 de junio de 2013

junio 04, 2013
LONDRES, Inglaterra, 4 de junio.- Sesenta años después de su coronación, el afecto y la admiración por la Reina Isabel II de Inglaterra permanecen inmunes al paso del tiempo. Desde primera hora de la mañana de hoy, centenares de británicos ataviados con banderas y coronas aguardaban en las inmediaciones de la Abadía de Westminster, bajo un sol resplandeciente, para agasajar a la Soberana a su llegada al templo anglicano donde se celebró un servicio religioso para conmemorar el LX aniversario de su coronación.

La Reina Isabel II de Inglaterra (i) abandona la Abadía de Westminster tras asistir al servicio religioso oficiado por el Arzobispo de Canterbury con motivo del 60 aniversario de su coronación, en Londres, Reino Unido. (Foto EFE/Andy Rain)

Enfundada en un traje color perla de Angela Kelly y acompañada por más de dos mil invitados, entre los que se encontraba la Familia Real al completo y representantes de los 16 países de la Commonwealth, la soberana rememoró aquel frío y húmedo 2 de junio de 1953, cuando dieciocho meses después de la muerte de su padre, el Rey Jorge VI, era coronada, en una suntuosa ceremonia, a sus 28 años. Isabell II siempre estuvo muy ligada a su padre y, como señal de duelo, los fastos de su entronización se postergaron.

Finalmente, su marido el Duque de Edimburgo, que el próximo lunes cumplirá 92 años, sí estuvo presente en la celebración, después que muchos dudarán de su asistencia dada su frágil salud, que le impidió acudir el pasado lunes a una gala.

Catalina de Cambridge, embarazada de ocho meses, y su marido, el Príncipe Guillermo, regresaban al lugar donde se casaron en el 2011. Ella acaparó todas las miradas con un vestido de encaje bajo, acompañado con chaqueta de shantung, que dejaba a la luz su prominente barriga.

Ceremonia similar

En este sexagésimo aniversario se ha buscado reproducir una ceremonia muy similar a la de entonces, eligiéndose el mismo templo religioso y la misma música, con temas como el Vivat Regina Elisabetha, interpretada por un coro de niños y acompañada por un órgano. El Arzobispo de Canterbury, Justin Welby, quien presidió este servicio de conmemoración, quiso agradecer durante su intervención los sesenta años de compromiso, esfuerzo y dedicación de la soberana al país.

La Corona de San Eduardo salió por primera vez desde 1953 de la Torre de Londres

El acto estuvo marcado por el simbolismo, con la pesada corona dorada de San Eduardo, que por primera vez desde 1953 salió de la Torre de Londres para presidir el altar; o la Sagrada Ampolla, el vaso con forma de águila de oro que contiene el aceite santo con el que fue ungida durante su coronación.

Aunque la conmemoración de su entronización no goza de la pompa y el boato que presidieron las celebraciones de su Jubileo de Diamantes, las calles de Londres lucen estos últimos días adornadas con banderines morados con el número 60 y la imagen de una corona, en tonos dorados, impresos.

La celebración del sexagésimo aniversario continuará en julio con un festival de cuatro días en los jardines del Palacio de Buckingham, donde se reunirán representantes de más de doscientas compañías que disponen de la Real Cédula, y que le suministran a la Reina los mejores y más selectivos productos del país. Este festival de la Coronación estará abierto al público, que podrá degustar todo tipo de productos, como té, mermeladas o galletas, las mismas que consume la soberana.

Además, con motivo de la efeméride, el Servicio de Correos británico ha emitido una serie de seis sellos postales con los retratos más famosos de Isabel II quien, sin duda, sigue siendo la mujer más admirada del país. (Agencias)

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